Cartas de Leonor es una sección de la página en que se plasmarán diferentes escritos de un autor independiente.
Hola.
Soy Leonor.
No me conoces y no espero que lo hagas, he dejado de existir hace mucho tiempo.
Pero mi historia merece ser contada.
Nací en la década de mil novecientos treinta, una época difícil para crecer, pues me volvía adolescente (realmente este término no existía), para las personas en mi situación, pues tenía tan solo doce años cuando mis padres comenzaron a buscar un esposo para mi, yo, no era una hija muy agraciada y no era acostumbraba ser obediente aunque eso me dejara cicatrices por todo el cuerpo a falta de mi nula obediencia.
Mi padre era un hombre muy mayor, y mi madre apenas me llevaba 14 años de diferencia, lo cual hacía que su paciencia no fuera una de sus cualidades, pues cuando yo tenía 12 años ella ya tenía 7 hijos, ¿lo puedes imaginar? a sus 26 años ya tenía 7 hijos de los 17 que llegó a tener antes de que mi padre muriera, solo que yo era su única hija, lo que me obligaba a pasar las tardes ayudando a mamá mientras veía a mis hermanos pasar todo el dia fuera con papá.
En ocasiones esperaba ser yo quien pudiera salir, mamá y papá no les gritaban a ellos, al menos no mientras yo estaba presente, pero a mi, me exigian cocinar, lavar, limpiar, criar aves para comer y más.
Bueno, esta historia la escribiré en otra carta, hoy es el matrimonio, lo conocí en primavera, era un niño con el que jugaba de pequeña, me comenzó a parecer interesante sus fisico comenzó a ser atractivo para mi, y entre mas cosas comencé a sentir que lo quería. Bueno, al menos era así hasta que me dijeron que su madre había muerto.
Fue justo en el verano siguiente en que mi padre nos reunió en casa y ahí estaba el padre del chico de mi infancia, fue algo así:
- Hija, ya te encuentras en edad de un esposo y el señor ha pagado para desposarte.
- Asi es, tu padre ha recibido un precio justo para que hoy mismo vayas a casa conmigo.
No recuerdo qué pasó después, pude desmayarme o no se a que se deba, pero fue así, sin fiesta, sin amigos, solo un adulto tomando una niña para ser madre de dos hijos y un recién nacido. Y lo peor para mi en ese momento fue que el niño del que me enamore ahora era mi hijo.
Esa noche el Sr. Tom solo me dejo cuidando al recién nacido, lo que se volvió una tarea difícil, pues pasé de hacer berrinches y juegos, a ser responsable de un bebé. Deje de dormir pues él no podía descansar toda la noche y la falta de sueño me hizo perder el apetito, lo que molestaba al Sr. Tom pues olvidaba tener la comida a tiempo y ya no solo era una golpiza de mis padres, pues mi ahora esposo solía golpearme sin piedad, hasta que no podía ponerme en pie, y tras la golpiza llegaba con el bebé en brazos y lo tiraba a mi lado, añadiendo -sin ti, el va a morir, así que cuídalo bien.
La verdad fue difícil el matrimonio los primeros 2 años, se volvió horrible cuando pensó que su hijo ya no requería tantos cuidados y comenzó a plantearse el tener uno más, cada noche después de la cena, tomaba un abrigo grueso y salía al patio de la casa, trepaba un árbol y solía dormir ahí, aun con lluvia prefería eso a revivir su intento de hacerme concebir, con el tiempo he aprendido que se llama violación, sin embargo, para mi en ese momento se llamaba infierno, el quedo satisfecho y yo quedé hecha un lio por lo que deje de dormir bajo el mismo techo.
Fue así hasta que mi primer amor, el hijo de mi esposo, se acerco a mi diciendo que su padre lo quería casar, eso, rompió mi corazón pues vivir ahí en ese infierno solo el vivir con él, bajo el mismo techo me hacía sentir fuerte ante mi situación.
- No me alejare de ti, así que huiré de casa. Te amaba y por eso te eligió, pero no puedo dejarte sola con el.
El era una buena persona, y sus hermanos aun eran muy pequeños, así que no sabía qué hacer, tenía la opción de huir con él o quedarme con el corazón roto toda la vida.
Pero en ese momento llegaron mis padres, con mi esposo en el caballo, al parecer un incidente había ocurrido y tenía que cuidarlo, mi esposo estaba al borde de la muerte pero aún así elegí quedarme, era la primera vez que volvía a ver a mi padre desde que me vendió al Sr. Tom, pero no sentia nada por el, ni odio, alegría, amor, nada. No hice nada más que recibir a mi esposo en casa y pensar en mis dos pequeños.
Descubrí que mi esposo no viviría más de dos días y elegí que podía soportarlo pero no sola, así que, simplemente llore y salí al patio, cuando el amor de mi vida, el que unas horas antes me había dicho que me amaba, me tomo por la cintura y me giro, quedamos frente a frente y repitió nuevamente -Te elijo a ti. Aun con dos hijos.
Mi esposo falleció en el transcurso de la noche, se sepultó al dia siguiente. Mis padres me apoyaron en el funeral y después mi padre sugirió que debíamos vivir juntos, pues ahora podría volver a vender a su hija con alguien más, yo, no podía decirle que me quedaría con el hijo de mi esposo, asi que fue él quien lo dijo.
- Mañana iremos a su casa, hoy dejaremos en orden las cosas en casa.
En el momento en que partieron, nosotros tomamos todas las cosas de valor, tomamos a los niños y nos fuimos de la zona, los caballos fueron veloces y recorrimos un gran trayecto alejándonos de mi familia.
El amor de mi vida quemó la hacienda en que vivíamos para que mis ambiciosos padres no obtuvieren nada, logramos re-ubicarnos y comenzar una nueva historia, el y yo, tuvimos 4 hijos, criamos a sus hermanos y a nuestros hijos.
Esta carta está dedicada a todos esos padres que cambian a sus hijas por bienes o inmuebles.
Yo fui una de ellas y el alejarme de esos padres ha sido lo mejor que he hecho por mi. Todos merecemos respeto.
PD: Aquí dejo una carta que mi segundo esposo, el amor de mi vida me escribía momentos antes de acompañar a su padre al final de la vida.
Querida Leonor,
En esta tarde melancólica, mientras la brisa susurra secretos a través de las hojas, me siento a escribirte. Las palabras fluyen como el río que serpentea por el valle, llevando consigo mis pensamientos hacia ti.
¿Recuerdas aquella tarde en el jardín, cuando las rosas estaban en plena floración? Tú, con tu vestido de encaje blanco, parecías una criatura salida de un cuento de hadas. Yo, torpe y enamorado, te ofrecí una rosa roja, símbolo de mi corazón ardiente.
Las noches eran los cómplices perfectos. Bajo la luz de la luna, nuestras almas se entrelazaban en conversaciones profundas. Me contabas tus sueños, y yo, a mi vez, te revelaba mis miedos más oscuros.
Leonor, cada palabra que escribo es un suspiro, un eco de nuestro amor. Aunque el tiempo nos separa, estas cartas son nuestro puente. Espero que algún día, cuando los años alejados hayan tejido arrugas en tus manos, aun puedas leerlas y sentir mi presencia.
Con cariño, tu eterno enamorado...
Que mejor sensación de saber que quien está a tu lado anhela lo mejor para ti.